un hombre y una mujer
una mañana cualquiera
desnudos y en silencio
disfrutando de su piel
el boca abajo en la cama
ella sentada en sus nalgas
se mueve frotándose
sobre la piel y la carne
los jugos que de ella emanan
empapan de deseo el cuerpo
y no ceja en su empeño
de hacerlo enloquecer
desciende igualmente
por una de las piernas
embadurnándole de su miel
mientras se inclina acariciando
con sus pezones erectos
la espalda de aquel cuerpo
que la enciende de pasión
y la llena de deseo
los roces, el deslizamiento
el calor y la humedad
provocan en el hombre
que no pueda soportar
estar tumbado inactivo
y se gira para mostrar
su deseo, bien erguido
a la mujer arrebolada
que entre las manos lo toma
para poderlo acariciar
y con su boca lo lame
en caricia sin igual
«Intima»
