24/3/11

Desayuno contigo

Ya galopa la sangre hacia mis sienes
frente a la puerta tras la cual te intuyo.
Empujo suavemente y aparece
el dormitorio tuyo,
la ropa preparada que ya tienes
en la deshecha cama:
me siento y siento que el deseo me llama.
Crece el olor a ti, el ansia crece,
mientras mengua el sonido de la ducha.
Te veo resurgir, limpia y desnuda,
en toda tu belleza femenina;
ahora nada se escucha,
salvo mi sangre hirviente, turbia y muda.
El halo de vapor que te acompaña
es como lluvia fina;
humedece mi ropa y mi saliva
y provoca una sed dulce y extraña.
Acaricio tus medias tiernamente
mientras tu sexo acercas a mi boca;
agua de fuente viva
que el tibio extremo de mi lengua toca,
recogiendo las gotas
últimas de tu cuerpo efervescente
y extrayendo el licor
rosado de tu pródiga colmena.


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